El roquero amigo de mi hijo

NOTA DEL AUTOR:
Lo que sigue a continuación es un relato de ficción.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.





La primera vez que lo vi, fue a solicitud de mi hijo, que me había pedido pasar por él, pues tendrían una fiesta en casa por la noche. Moreno, alto, 180 m., con el pelo largo y aretes en las orejas. Llevaba yeso en la pierna, pues el crecimiento rápido, a sus 16 años le causaba un problema en los ligamentos. Desde que se subió al carro hubo magnetismo entre los dos.

Ya había escuchado hablar de él, como un muchacho hiperactivo, que gustaba de la música rock. De hecho tenia su grupo musical. También sabia que su padre no vivía con ellos. En el camino comenzamos hablar de mil cosas y acabé  preguntándole si le gustaría tomar una cerveza, a lo que inmediatamente accedió y aprovechó a pedir cigarros también. Lo invité a ir a un mirador sobre la ciudad. Allí continuamos hablando y fue cuando puse la mano sobre su pierna, la cual tocaba con regularidad y firme tensión, sin intentar nada, sólo que establecer una conexión y ver su reacción. Terminamos de beber, pues se hacia tarde y no quería que en casa sospecharan por el retraso.

La tarde transcurrió sin incidentes, al llegar la noche la fiesta comenzó. Cerveza era la principal bebida. Habia muchos adolescentes de 15 a 17 años. En algún momento nos encontramos y le invité a tomar un tequila al balcón de la casa, y retomamos la conversación. No estábamos solos nos acompañaba otro muchacho del grupo a quien yo ya conocía y había tenido contacto sexual, pero él no importaba. La conversación era a dos. Él vestía una t-shirt por fuera del pantalón. En algún momento vi. que se acomodaba el pantalón y luego se acercó a mi y me dijo que tenía algo para que puedoera palpar por debajo de la camiseta. Pensé que deseaba que le tocara el estomago duro, pues había estado tocando los músculos del brazo, para mi sorpresa era que se había sacado el pene por arriba del pantalón, unos ajustados vaqueros ya desabrochados. Me entusiasmó estar tocando un pene joven, y húmedo  ya que comenzaba a sacar jugo preseminal. Pronto el otro muchacho se desapareció y yo lo invite a pasar a mi estudio.

Yo estaba un tanto sorprendido, pues aunque he tenido muchas experiencias con muchachos, este estaba tomando la ofensiva, en mi casa y en medio de una fiesta de amigos de mis hijos. Mis nervios me traicionaban, sin embargo no podía permitir pasar una oportunidad así. Con las luces apagadas del estudio cuyo ventanal daba directo a la fiesta, procedí a tomar aquel manjar entre mis manos y propinar le una mamada. Él también me desabrochó el pantalón y me dio una pequeña mamada. Yo estaba aterrado. Creo que no pudimos acabar, pero dejé claro que deseaba verlo de nuevo yle di mi teléfono, sin realmente saber que esperar.

Terminó la fiesta y pasaron los días, y de repente recibí su llamada. Me preguntó si estaba libre, pues si quería verlo tenía que ser en ese momento porque su mama y hermanos estaban fuera por el día. Dejé todo por un lado, y le llevé un regalo: un abrigo largo que están de moda entre los roqueros y que yo tenía abandonado en el guardarropa. Él quedó prendado con el obsequio y se lo colocó. Mepidió que lo llevara a un motel caro pues era su primera vez y quería que fuera especial. Yo accedí, el lujo no era nada nuevo para mi. Allí le di nuestro primer beso, un tanto tímido. Él tenia temor y yo no quería obligarlo a nada. Nos desvestimos, y le gustó que le chupara el pene, pero mas que le diera un beso negro en aquel hoyito negro, delicado y virgen, lubricando aquel e tierno esfínter, nunca tocado por nadie más que por mi. Pronto me confesó sus temores a ser penetrado pero añadió que en realidad deseaba penetrarme. Aunque no soy pasivo, accedí. Era una oportunidad única de desvirgar a alguien, ser el primer hoyo de referencia.  Fue un acto tosco muy rudo, poco amable, pero lo hicimos. Ciertamente no fue del todo satisfactorio, pues había algo en su interior que hacia que se sintiera mal. Una vez mas salimos, y en la calle me dijo que quería probar con una mujer y que lo llevara. Tampoco me negué y lo lleve con una prostituta y allí lo dejé, un tanto molesto.

Semanas más tarde lo vi de nuevo, una vez más en casa. Yo estaba viendo tele y él se me acercó para saludarme. Dijo que estaba estudiando el el cuarto de mi hijo y que cuando acabaron la tarea, mi hijo había tomado su bicicleta para salir a pedalear un rato y que no se sentía con ánimo de acompañarlo. Añadió que, por lo tanto, estábamos solos y se saco la verga del pantalón, dura y papitante y me la dio a chupar. Me preguntaba si le gustaba a que le respondí que si, con mi boca inundada por la cabeza de su sexo. Luego de aquello no supe más del amigo de mi hijo, y sus amigos me comentaron que se había convertido a una iglesia fundamentalista e iba diciendo por ahí que mi casa era la casa del mal.

Pasaron los meses casualmente volvimos a vernos: un par de veces en el colegio, cuando yo acercaba o recogía a mi hijo no nos saludábamos aunque dejaba bien a las claras me rehuía. Así las cosas yo no forcé la situación.

Un año y tres meses después de nuestro primer encuentro, en las vacaciones de Semana Santa de este año, él tenia 17 años. Me llamó  y lo reconocí inmediatamente. Él fue al grano y me preguntó qué era lo que hacía, y si deseaba que nos portáramos mal,. Ldije que si, que con el cuando quisiera,. Pese a lo que contaba de mi y a su distanciamiento, quedamos de vernos al día siguiente. Se había cortado el pelo a rape, tenía más aretes, uno en la lengua. Me pidió alcohol. Esta vez me negué, así que salimos y compramos algo de comer. 

¿A donde vamos?, me pregunto, a lo que le respondí que a un lugar especial para estar los dos. Iba guapo como lo puede ser solo alguien de su edad, alto y fornido. Llagamos a un hotel del extrarradio. Él se tendió en la cama comenzó a ver películas en la televisor. Yo me acosté a su lado y comencé a tocarle por arriba de la pollera. Se dejó hacer y no tardamos en darnos un beso apasionado. Quedó claro que él no tenia intenciones y yo tampoco de que aquello acabara pronto. Sin demora me propinó unas excelentes mamadas, rozándome con su arete de la lengua, lo cual me volvió loco y,luego me pidió que lo penetrara con cuidado sin bombear, que quería sentir mi pene en sus entrañas. Lo hice, rompiéndole el culo por fin, con mi verga clavada en un agujero, gimiendo de placer como un poseso y empalado.  Hubo tiempo de darnos un 69, sólo que yo comencé a subir hasta su esfínter mientras él  me continuaba mamando. Le volvió loco. Deseaba acabar pero al final me penetró, su joven verga taladrándome sin piedad. Terminamos. Salimos a almorzar, le regale un nuevo arete, un industrial de esos que atraviesan el cuello por detrás. Estaba excitado con ello y me pidió que volviéramos al motel y allí por primera vez se dejó penetrar, se montó sobre mi yo comencé a penetrarlo con un suave bamboleo, despacio. Él me besaba como un loco en el cuello y la boca., Acabamos los dos,  satisfechos. Fue un sueño hecho realidad, el cual espero continuar prolongando.
FIN.
Autor: Álbatros.
Editado por Watch
Publicado en Todorelatos.com

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