Inusual familia.

Mi nombre es Luis, me desempeño como profesor de Educación física en colegio secundario. Siempre he sido bisexual, aunque no tengo sexo seguido con hombres por no arruinar mi reputación, tengo mucho temor de que en el colegio, en que trabajo, se enteren y sea objeto de prejuiciosas represarías. 




Muchas veces me masturbo pensando en algún que otro alumno y en sus padres. Este último año, un joven del último año, está acaparando toda mi atención. Se llama Fabio, tiene 17 años, es alto, muy blanco de piel, rubio y de ojos celestes, además tiene un muy buen físico ya que es muy deportista, juega en un equipo de futbol local. Es todo un adonis, pero no por ser tan bello me llama la atención tanto en mis pensamientos sexuales, sino porque tiene ciertas actitudes y miradas indiscretas hacia mí. En algunas oportunidades he notado que mira mi entrepierna, o cuando se acerca a mí, me toca el brazo de una manera insinuante o permanece un rato tocándome. Estas cosas no las siento con los demás alumnos, por eso me hace pensar en que de alguna manera le gusto. Yo por mi parte nunca respondí a estos actos, por temor a equivocarme y tener problemas en el trabajo.

Todo cambió de repente cuando, estando charlando con los demás profesores en el recreo, suena el timbre para volver a clases y los alumnos se disponen a regresar a sus aulas, yo espero a que entren y decido ir al baño. Siempre uso el baño del patio por comodidad, así no tengo que ir al de los profesores, que me queda lejos del gimnasio del colegio. Con muchas ganas de orinar saco mi verga en el mingitorio, que estaba un poco hinchada por tanto aguantarme. Estaba meando cuando entra alguien al baño. -hola profe.- me dice. Era Fabio. Sin querer corte el chorro, pero me quede allí. –huy lo sorprendí?- agrega. En ese momento se pone a orinar al lado mío. Yo me puse un poco nervioso y no podía volver a orinar, pero me di cuenta de que él tampoco orinaba. Nos habíamos quedado uno junto al otro tomando nuestras pijas con la mano. – wow profe! Que pedazo de pija, no me imagino cuando se le ponga al palo.- dice. Mi corazón casi estalla. No pude evitarlo y se me empezó a parar la verga, pero miro hacia él y también estaba completamente excitado.

Inevitablemente hago una comparación de su pija con la mía, yo tengo un pene que tiene un largo normal, entre 20 cm, por 6 cm de grosor. Fabio no viene nada mal, de largo será 18 cm, pero es más delgada, es que yo la tengo muy gruesa,– vos no venís nada mal pendejo.- le digo. Entonces me agarra la verga y comienza a masturbarme y yo hago lo mismo con él, hasta que acabamos. Luego se fue de prisa.

Ese día, cuando llegaba a mi casa, veo que me estaba esperando en la esquina. Le propuse que subiera al auto y accedió.

– Perdón profe por lo que paso hoy.- me dijo.

– No te preocupes, queda entre nosotros dos. Yo también estoy avergonzado, no debería haber seguido.

– Es que… no se… a mi me gustan las minas, pero siento que con usted me caliento. Y hoy cuando lo vi, y vi su verga, no me pude contener.

– Bueno, no te preocupes.- le dije-¿nunca antes te calentaste pensando en otro hombre?

– No, va no se. No me caliento pensando en hombres, si no en pijas. Me gusta pensar en vergas grandes y que los agarro. Hoy cuando vi la suyo, era lo que yo me había imaginado. Es enorme. Siempre lo pensé porque le veía el bulto de los pantalones.

– Si, es grande. A algunos le costó mucho bancárselo.- dije medio sonriendo.

– ¿Que?- pregunto.- ¿estuvo con otros hombres? ¿No tiene novia?

– Bueno, si, yo en realidad soy bisexual, pero no le digas a nadie por favor.

– No se preocupe, esto muere acá.- afirmó.- ¿y como es?

– Yo que se. A mi me gusta estar con otro hombre. Sentir que hay dos machos juntos. Pero bueno no voy a entrar en detalles, te llevo a tu casa.

– Uf. Bueno OK.- dijo medio protestando.

Llegamos a la su casa y estaciono el coche en la puerta de la casa. Era una casa muy linda y grande, de dos pisos. Estaban todas las luces apagadas, seguro no había nadie.

– ¿Quiere pasar a tomar un café, profe?- me dice.- no hay nadie en casa, mi vieja está de viaje con mi hermana y mi viejo esta trabajando.- agregó.

– No se nene, mi novia me está esperando.- yo sabía que si entraba algo iba a pasar.

– No se preocupe profesor Luis. No va a pasar nada.

– Bueno está bien. Para no ser descortés. Le mando un mensaje a mi novia para avisarle.

Pasamos a la casa y fuimos a la cocina, donde comenzó a preparar el café. Cuando terminó de prepararlo me invitó a ir al patio, donde había una galería con muebles de jardín. Una casa muy hermosa. Se notaba que sus padres estaban en una muy buena posición económica. Todo continuó muy tranquilamente y al contrario de lo que yo pensé antes, no paso nada con Fabio. Cuando me retiré de su casa, yo estaba muy caliente por todo lo que había pasado y decidí pasar por un cine porque al que había ido un par de veces y quedaba cerca de la casa del niño. Una vez adentro del cine, me pongo a ver una película porno de gays en el cual un hombre maduro penetraba un joven. Eso me hizo pensar en mi situación y pelé mi pija y comencé a masturbarme. Junto a mí se encontraba un hombre de aproximadamente mi edad, también se estaba masturbando y me miraba la pija, que era más grande que la de él, en especial por lo grueso de la mía. Se acerca y me pregunta si me la puede chupar. Yo acepto y me la chupa. Luego nos vamos a una cabina individual y nos desnudamos. Nos besamos, tocamos y luego lo penetro hasta acabar.

– Fue increíble.- me dice.- nunca antes había experimentado esto.- agrega.

– ¿Tu primera vez? Con razón estabas tan estrecho.- digo.- pero no dudaste en ningún momento. ¿Estabas decidido a probarlo, verdad?

– Si hace mucho que quiero sentir que otro hombre me penetre. Fui a varios lugares gay, pero no encontraba a un hombre que llenara las cualidades que yo busco.

– Ja. Y yo cumplo con las características adecuadas.- digo riendo.

– Si, obvio.- dice.- un hombre bien masculino, que tenga un buen estado físico y una verga que sea como la mía, pero un poco más grande. Además vi el anillo de compromiso y eso me gustó más. Me llamo David.

– OK, bien! Yo me llamo Luis. Un gusto David. Tengo 40 años, ¿y vos?- pregunté.

– Yo tengo 42 años, estoy casado y tengo dos hijos.

– Soy profesor en un colegio.- dije.

– ¿Che, y con tu novia tenés buen sexo?- me pregunta y agrega.- yo tengo épocas de muy buen sexo y otras de no tanto.

– Si.- digo.- mi novia la pasa muy bien con migo. Se calienta mucho cuando la penetro y le encanta que le haga la cola.

– Jaja. Si la garchas como a mí, hace un rato, seguro que le gusta mucho.

– Jajaja. -Me río.

– Che bueno me tengo que ir. Acá te dejo mi número de celular, para que lo podamos repetir.- me da una tarjeta.

Ese fin de semana lo llamé por primera vez y luego comenzamos a vernos al menos una vez por semana. Teníamos muy buen sexo entre los dos, a David le encantaba como lo penetraba y me dijo que desde que me conocía tenía mucho mejor sexo con su esposa.

Un día me contó que había sorprendido a su esposa teniendo sexo con el jardinero y que se quedó espiando como cogían. Si bien el muchacho, era más joven que él y tenía un mejor físico, tenía una pija más pequeña.

Y ella le exigía más al pobre tipo. Pero lo que le sorprendió cuando terminaron fue que la mujer, le dijo al pibe.- estuviste muy bien nene, espero que cuando crezcas te pongas más potente, no sabes como me está dando mi marido últimamente.- eso excitó de sobre manera a David y esa misma noche después de tener sexo con ella le confesó que la había visto con el jardinero, pero que no se enojaba porque después de tanto tiempo juntos comprendía que tuviera deseos con otras personas y que a él le pasaba lo mismo. También le contó que ahora era bisexual y ella se sorprendió mucho, porque últimamente David estaba increíble en el sexo. Entonces acordaron ser liberales en cuanto al sexo se refiere, sin interferir en su relación sentimental y como pareja. Luego me propuso hacer un trío con su esposa, él quería hacer sentir a su esposa Nelly, lo que era un macho potente de verdad.

Todo fue acordado y el fin de semana siguiente nos fuimos los tres a una casa de campo que tenían ellos. Nelly es una mujer de 42 años, rubia y un físico muy bien conservado, una mujer muy atractiva y elegante. Ella estaba un poco nerviosa, nunca había pensado que iba a conocer al hombre que tenía sexo con su marido y menos que menos que haría un trío con los dos. Además David me había hecho mucha propaganda sobre mi potencia sexual.

Cuando entramos a la casa, de inmediato comencé a manosear a Nelly, pero ella intentó rechazarme, entonces David la agarró por detrás y también la empezó a manosear, así ella quedó entre los dos hombres sin poder resistirse. Pero tanto David como yo estábamos como descontrolados y le levantamos la pollera y arrancamos la bombacha. La empecé a penetrar con una fuerza tremenda y David hizo lo mismo por detrás. Nelly nos pedía que paremos, pero comenzó a gemir de placer lo habíamos planeado de esa. Luego me acosté en el piso y David se sienta en mi pija. David la sujeto y la penetró por delante y así estuvimos un rato, hasta que él sacó su pija de la vagina, Nelly se levanto y estaba sangrando por la cola, se fue al baño y nosotros seguimos cogiendo. En el momento de acabáramos los dos juntos ella se marcho. La semana siguiente Nelly se fue de su casa sin dejar rastros. David estaba destrozado y me dejo de ver, sabía que lo que le habíamos hecho a su esposa era un grave error y que cambiaría sus vidas para siempre.

Por mi parte yo seguí mi vida casi como estaba antes, un poco temeroso a que me de lo que paso, pero en el transcurso de las semanas me fui tranquilizando. En el colegio noté que Fabio se veía triste y un poco apartado de sus compañeros. Decidí acercarme a él y preguntarle si le sucedía algo. Me respondió que tenía problemas familiares y que por eso estaba así, pero no agrego más nada. Yo no seguí preguntando, para no entrometerme, era evidente que el joven no quería decir nada sobre el asunto. Cuando regresaba del trabajo en el auto me crucé a Fabio por la calle, se notaba desganado.

– ¿Subís? –le dije.

– Bueno está bien.- subió al auto.

– ¿Tenés ganas de ir al Shopping? ¿Para despejarte un rato? Yo iba para allá.

– Si, como no. No tengo nada que hacer y no quiero ir a casa todavía.- contesta.

En el viaje no habló, pero cuando entramos al centro comercial se relajó un poco más y disfrutamos el paseo de compras. Nos probamos ropa en distintos locales y hasta le hice un regalo. Noté que cuando nos probábamos ropa nuestras miradas se cruzaban, eso me provocó erecciones varias veces, pero noté que a él también se le paraba la verga. Lo llevé en el auto a su casa, fuimos charlando y riendo todo el camino.

Cuando llegamos me invitó a pasar a tomar un café, aluciando que su padre estaba en el trabajo y no quería estar solo. En ese instante, en que me preguntó, la pija se me paró. Lo que estaba haciendo el niño era una invitación a tener sexo y no le podía decir que no. Necesitaba sentirse bien y me estaba pidiendo que yo lo haga sentir bien.

Entramos por el garaje y ni bien cerró la puerta se me tiró encima. Me daba besos, me manoseaba y tocaba la pija, que ya estaba a mil. Por un segundo me quedé inmóvil, pero luego yo también lo abracé y bese apasionadamente. Luego se agacho, me desabrocho el pantalón y comenzó a chuparme la pija como desesperado. Mientras se desvestía y me decía que lo penetrara, que quería que yo lo poseyera. Mi pene estaba durísimo, desde que era joven que no me iba coger un pendejo como ese. Esa colita que tenía era increíble y quería que yo la desvirgara. Entonces lo di vueltas y le apoye la verga en el culo.

-¿Esto es lo que deseas tanto?- le dije. Mira que este pedazo de carne hace doler, pibe.

– ¡Si por favor, dámelo, sin piedad! –grito.

– Bueno, prepárate.

Se la empecé a meter y el grito fue tremendo, pero de a poco se la enterré más y más.

Luego los gritos cesaron y comenzaron los gemidos de placer. Me pedía más profundo, era insaciable el púber. De pronto me doy cuenta que sus gemidos se aceleran, Fabio estaba llegando al orgasmo y luego acabó. Pero yo no había acabado, me tiré en el piso y él se sentó arriba mío. Se calentó otra vez casi inmediatamente y se puso casi a saltar en mi verga, que estaba como un garrote, hasta que yo empecé a acabar. En ese momento lo sujeté con mis manos y lo penetré hasta el fondo y a él se le soltó un chorro de esperma en mi abdomen.

Estando todavía en esa posición, desnudos y llenos de leche, se abre de la puerta del garaje de golpe. Vi una silueta entre las sombras.

– ¿Que esto? ¿Fabio? ¿Que estás haciendo?- se escucho.

– ¡Papá!

-¿Luis?- me dijo.

Era David, no lo podía creer, él era el padre de Fabio. Me había cogido a toda la familia sin proponérmelo y me di cuenta que yo era el causante de los problemas del pobre Fabio. Nos incorporamos de un salto con el joven.

– David.- dije yo.

– ¿Qué? ¿Se conocen?- pregunto Fabio.

– Salí de acá Fabio. –gritó David.

– No me voy nada.- respondió.

– Anda nene, que tengo que hablar con tu padre.- dije.

Cuando Fabio se retiró, me quedé a solas con David. Comenzó a llorar desconsoladamente, quería hablarme, pero no podía emitir palabra alguna. Me acerqué y lo abracé.

-¿Porque me haces esto Luis? Primero me coges a mi, después a Nelly le rompes el orto y ahora con mi hijo. ¿Como te atreves con mi hijo?- dijo llorisqueando.

– David yo no sabía que Fabio era tu hijo, para mí, era solo un alumno que me seducía en la escuela.

– ¿No sabías? ¿Él te buscó?- preguntó.

– Si, hace mucho que me insinuaba cosas.-respondí.

– ¿Pero desde cuando tienen sexo?

– Esta fue la única vez David.

Se quedó callado abrazado a mí y luego de un momento empieza a apoyarse contra mi verga. Sentí que se le había parado la verga contra mi cuerpo y yo también me excité. Nos empezamos a besar y luego se agacho para chuparme la pija, que todavía tenía olor al ano de su hijo. Sin darnos cuenta y de repente, otra boca apareció chupando mi pija, era Fabio. David por un segundo se detuvo, pero luego sus lenguas se entrelazaban

mientras me mamaban mi verga. David se dio vueltas para que se la metiera por el culo, pero Fabio se adelantó y penetró a su padre, de un solo empujón su verga llegó hasta el fondo. Por mi parte, yo agarré el culito del joven y le ensarte mi verga. Quedamos los tres entrelazados y nuestros movimientos se transformaron en rítmicos. Luego de un rato la excitación llegó al extremo y acabamos los tres juntos, Fabio en el culo de su padre y yo en de él. Hubo silencio por un momento, pero David se animó a hablar.

– Hijo, no sé qué decir. Creo que ahora sabemos nuestro secreto más íntimo.

– Si papá, nunca pensé que te gustara lo mismo que a mí. Esta fue mi primera vez.

– Bueno Fabio, espero que te haya gustado cogerme, porque a mí me gustó mucho.-dijo David.

– Me encantó papá, pero también me gustó que me cogiera el profe.

– Bueno, no hay nadie como Luis.

– Gracias por el halago muchachos, yo también disfruto tener sexo con ustedes. –agregué.

Ese día terminamos teniendo sexo varias veces, pero además, se tornaron habituales nuestros encuentros. Las relaciones de afecto crecieron y el joven Fabio me adoptó como un padre postizo. Cuando Fabio terminó el colegio, deje a mi novia, renuncié al trabajo y me mudé con ellos. Aunque la sociedad nos juzgue por este trío amoroso y de incesto, les puedo asegurar que vivimos una vida plena y feliz. Ahora somos una familia.
FIN.
AUTOR: Morochou Uruguayo


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