Mi padrastro y yo.
Mami empezó a salir con Martin cuando yo era un niño. Habíamos tenido nuestros altibajos con los años, pero amaba a Martin como si fuera mi padre biológico. Él y mami se divorciaron al poco de cumplir yo 17 años. Yo me sentí devastado, tanto por mi madre como por él, pero aún quería seguir siendo su amigo. Descubrí que era gay por aquel entonces, así que no me sorprendió que mis sentimientos por él se volvieran sexuales.
Ese primer verano pasamos nuestros fines de semana en la carava junto al rió que pertenecía a él y mami. Me enseñó a pescar y tocamos la guitarra. No había nada sexual entonces, pero lo pillé mirándome en algunas ocasiones.
Dicen que los opuestos se atraen, y supongo que Martin era lo opuesto a mí.
Martin mide casi 1.80. Es un hombre apuesto con barba recortada, cabello gris, tiernos ojos castaños y labios carnosos y apetecibles. Tiene brazos fuertes, un gran pecho peludo y piernas musculosas. Su culo es grande y redondo como un exuberante melocotón cubierto de vello suave y fino. Como podrás adivinar por mi descripción, lo encuentro increíblemente irresistible.
Yo soy delgaducho y terso por todas partes. Tengo cabello rubio y ojos azules, una polla de 20 cm como de estrella porno, y pesadas bolas que cuelgan. Soy un chico muy seguro de sí mismo. Creo que eso viene de tener una polla grande. Sin duda soy más activo dominante que pasivo, pero podría alternar por el hombre adecuado.
Me he dado cuenta últimamente que Martin y yo nos miramos bastante. Lo he pillado observando mi entrepierna un par de veces, y cuando lo hace se me pone dura al instante.
Después del verano él y mami vendieron la caravana, y Martin compró un apartamento. El apartamento era diminuto: tenía una cocina, un baño y una sala de estar con una cama plegable. Por supuesto que aún quería pasar tiempo con él, así que lo visitaba tan a menudo como podía. De vez en cuando quedándome a dormir.
Nos sentábamos en su pequeño sillón y tocábamos la guitarra o veíamos una película. Era difícil sentarse tan cerca de Martin cuando mis deseos sexuales eran tan fuertes por él. A veces me sentaba opuesto a él, en el asiento de la ventana, y lo observaba tocar la guitarra. Dedicaba la mayor parte de ese tiempo a mirar el bulto en sus pantalones, pero él solo pensaba que lo veía tocar.
Cuando era hora de dormir iba al baño y tomaba una ducha mientras Martin movía los muebles y sacaba la cama plegable. Ninguno de los dos tenía albornoces, por lo que solo me ponía un par de calzoncillos limpios hasta que me acostaba en el sofá-cama. Martín salía del baño desnudo, y si podía echaba un vistazo.
En verano hacía mucho calor en la habitación. A menudo me despertaba cerca de las 5 a.m. cuando refrescaba. Martín habría apartado el edredón inevitablemente, revelando su culo de melocotón y raja velluda. Me recostaba en el respaldo del sillón y miraba su culo con ansias. Yo también quería separar esas nalgas velludas, enterrar mi cabeza en ellas y lamer su ano. También tenía los pies más atractivos. Quería pasar mi lengua por ellos y lamer sus dedos.
Me tumbaba ahí con la polla dura pensando en él. Era de sueño ligero, y cada vez que se movía asomaba mi cabeza por encima del sofá para observarlo.
Al igual que yo, él estaba duro por la mañana. Su polla no era tan grande como la mía, pero se veía muy sabrosa.
Con frecuencia lo encontraba acostado de espaldas con las piernas abiertas, su culo ligeramente levantado y su polla dura metida entre las nalgas. Me puse a pensar que quizá no era coincidencia, y empecé a preguntarme si sabía que lo estaba mirando.
Durante los siguientes meses nos relajamos más. Los dos caminábamos por el apartamento desnudos y nos vestíamos y desvestíamos en frente del otro. No se hablaba, pero nuestras pollas no estaban exactamente flácidas en esas ocasiones.
Los inviernos eran fríos en el apartamento. Martin solo tenía calefacción y era inservible. A veces me dormía con frío en el sofá, lo que significaba que no dormía muy bien y me movía y daba vueltas toda la noche.
En una noche en particular Martin me escucho moviéndome y me pregunto si estaba bien. Le expliqué que tenía frío y no podía dormir. Con una voz un poco temblorosa me invitó a dormir en la cama. Quería meterme en la cama con él, pero acabé diciendo que no. Parecía decepcionado, y mientras yacía ahí temblando deseé haber aceptado.
A la mañana siguiente Martin avergonzado se disculpó conmigo por haberme invitado a su cama. Mire sus tiernos ojos castaños y le dije que no dijera tonterías. Si tenía frío la noche siguiente entonces probablemente aceptaría su invitación.
Como era de esperar, la noche siguiente era igual de fría. En cierto modo esperaba regresar a casa de mami con calefacción central. Di vueltas la mayoría de la noche, haciendo mucho ruido, esperando que Martin me invitara a su cama, pero tristemente la invitación nunca llego.
El siguiente fin de semana estaba igual de frío, y me desperté cerca de las 3 a.m. temblando.
—Martín —susurré—, ¿te encuentras dormido?
— No —fue su respuesta—, hace muchísimo frío.
—¿Puedo dormir contigo? —pregunté con cautela.
—Sí —respondió.
Me deslicé en calzoncillos y me dirigí al lado de la cama de Martin. Sonrió, retiro el edredón y me metí junto a él. En seguida pude sentir el calor emanar de su cuerpo desnudo. Era tan acogedor que me quedé dormido.
Cuando me desperté me di cuenta de que estaba abrazando a Martin por detrás. Mi pierna estaba sobre la suya con mi rodilla clavada en su entrepierna. Una mano descansaba en su muslo, y mi otra mano y brazo estaban atrapados bajo su hombro. Podía sentir la suavidad de sus nalgas contra la dureza de mi polla. No estaba seguro si moverme o no.
Quería esto, pero no estaba seguro si Martin también. Martin me había invitado a su cama. Sabía que si esto iba a ir más lejos, entonces haría el próximo movimiento.
Con mi mano libre bajé mis calzoncillos y metí la polla dura entre las piernas de Martin. Martin se agitó un poco y meneó su culo contra mi bulto. Busqué entre sus piernas y tomé su polla excitada en mi mano y la acaricié lentamente.
Martin se dio la vuelta y abrió las piernas y me puso encima de él. Nos miramos y luego nos besamos despacio, frotando nuestros labios. Martin rodeó mi cadera con sus piernas, jalándome más fuerte hacia su cuerpo. Con nuestras pollas presionadas nos besamos. Gradualmente el beso se volvió más apasionado, y toda la lujuria reprimida salió a la superficie.
Nos besamos explorando nuestras bocas con la lengua. Besé la oreja de Martin, mordiéndole el cuello antes de abrirme paso por su ancho pecho peludo a sus gordos pezones rosados. Chupaba uno mientras apretaba el otro. Pude adivinar de inmediato por sus gemidos que a Martin le gustaba duro. Descendí por su pecho a su estómago, y después a su polla dura. Agarré fuerte sus bolas con una mano mientras le metía el dedo en el culo con la otra. Martin tomó mi cadera, empujando mi dedo más profundo en su ano, mientras apretaba mi mano.
Llegué bajo sus muslos y lo empujé boca abajo en la cama, abriendo sus nalgas para revelar su ano velludo y jugoso. Enterré mi cara y me deleité con su ano velludo. Martín gimió y gruñó mientras su ano se ponía más húmedo y flexible. Me encantó abrir su culo, sintiéndolo apretado entre mis dedos mientras trabaja más con ellos dentro de él. Martin se quedó tumbado ahí, jugando con sus pezones, retorciéndose en mis dedos mientras lo prepara para meter mi polla.
Me levanté de entre sus nalgas y froté mi gran polla gorda sobre las bolas de Martin, y de arriba abajo entre su raja. Me miro con sus tiernos ojos castaños, agarrando su culo de melocotón, abriéndolo y pidiéndome que le follara.
No necesité pensarlo dos veces. Siempre había querido ver mi gran polla dentro del culo velludo de Martin, y ahora era mi oportunidad. Posicioné mi polla sobre su ano, y con cuidado apliqué presión. Nuestros ojos estaban fijos en el otro. Podía ver la excitación y el placer en el rostro de Martin, mientras se relajaba y permitía a mi polla introducirse en su culo. Empecé a penetrar cada vez más profundo en él. Martin intentaba detenerme, pero le retiraba la mano. Pronto solo mis bolas quedaron fuera. Recaí con todo mi peso, presionando mi polla más profundo en su culo. Nos abrazamos y besamos mientras le follaba.
Después se la estaba metiendo sin parar furiosamente. La cama se sacudía mientras follaba el culo de mi padrastro. Martin solo gemía y gruñía. Tomé su polla y empecé masturbarlo mientras continuaba follándolo.
—Córrete por mí —clamé.
Podía ver que estaba cerca, así que se la metí aún más duro. Mi entrepierna chocando contra él. Más y más duro le follé hasta que se corrió en todo su estómago. Me agaché y chupé su polla hasta que estuvo limpia, lamiendo todo el semen de su barriga. Y después me corrí, tiro tras tiro de esperma espeso, en el culo de mi padrastro. Me tumbé sobre él con mi polla aún profundo en su culo. Martin me miró y sonrió.
—Mierda, eres bueno. No te imaginas cuánto tiempo quise que me follaras.
Sonreí y le dije que la próxima vez era su turno de follarme.
FIN.
Original: My Stepdad And I por Shy Stuart. Traducción libre sin fines de lucro.
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