Mi tío, el mecánico.
Tengo un tío que es mecánico, y tiene su propio taller a pocas cuadras de la casa; es el más pequeño de seis hermanos de mi padre, y siempre fue el tío divertido y aventado de la familia. Era un hombre bien proporcionado, con una ligera barriguita, peludo y con barba y mostacho; piernas gruesas, ojos hermosos, y una sonrisa que hacía que cualquiera se derritiera. Antes que se casara con mi tía, le había conocido varías mujeres, era demasiado mujeriego; incluso mi padre nunca pensó que llegara a casarse y a formar una familia.
Era diciembre y como todos los años iba a pasar las vacaciones donde mi tío Antonio hacía sus labores, me gustaba estar ahí metido platicando con él y sus trabajadores. Algunas veces iba al taller a perder el tiempo, con la excusa de ir a ayudar, pero no hacía más que mirar y alcanzar algunas herramientas; siempre fui blanco de las bromas, pero no pasaba de eso. Él sólo tenía dos trabajadores unos chicos sin gracia, flacos que no le despertaban a nadie un mal pensamiento.
Un día llegó un joven como de 28 años se llamaba Tahmil, tenía facciones de árabe, como su nombre, Cejas tupidas, alto como de 1,82, atlético y bastante serio. Fue a preguntarle a mi tío si tenía trabajo para darle, le soltó que venía de un pueblo; necesitaba el trabajo debido que su hijo apenas había nacido y de su reciente trabajo había sido despedido. Mi tío le dijo que no tenía Trabajo que ofrecer y que además no tenía para pagarle, pero el muchacho insistió, le dijo que él era responsable, paciente y no se causaría problemas. Entonces mi tío le dijo que regresará más tarde a eso de las 7, que ya estaría desocupado. Él joven se fue y mi tío continuó con los autos que tenía por reparar. Yo que en ese entonces, estaba en mis dulces 16 años. No sabía explicar Porque cuando mi tío se quitaba la playera por el calor, mostrando su torso, esos vellos que recorrían parte de su cuerpo, y esos duros pectorales, hacia que tuviera una ligera erección, una atracción demasiada complicada y confusa para mi joven mente. Mi tío tenía un pecho muy grande y peludo por el trabajo físico. Se veía atlético; quería ser como el cuándo me terminara de desarrollar, aun que para ser sincero mi cuerpo se veía demasiado bien.
Eran las 6 y media y mi tío me dijo que lo ayudara, que recogiera las herramientas. Él se iba al baño a asear en el pequeño baño que está en el taller, al fondo. La puerta tenía algunas roturas, y un hoyo discreto y suficiente como para poder mirar que ocurría dentro, Me nació la curiosidad de espiar, y de hecho lo vi por algunos segundos cuando se inclinó para bajarse el calzoncillo, pude ver su enorme culo y su ojete peludo. Sentí que se me despertó la verga solo con esas escasas imágenes; entre los pantalones sentía mi verga reaccionar, se me puso tiesa, experimentaba por primera ves esa sensación de querer tocar y estar frente del cuerpo de mi tío, se me acelero el corazón, la adrenalina me tenia abrazado.
No quise seguir espiando porque era algo que quería controlar, seguí en mi trabajo hasta que terminé, luego escuche la ducha y eso me altero, decidí alejarme del baño o mí mente me seguiría enviando imágenes pornográficas de mi tío. Era mejor esperar hasta que mi tío saliera del baño, eso de desear ver al tío encuero no era algo normal; o al menos era algo nuevo para mi, me sentía tan culpable que intenté evadir esos arranques de lujuria y morbo. Quise pensar en otras cosas, cuando un fuerte golpe en la puerta rompió mi concentración, quise ir a abrir pero mi tío ya estaba abriéndola; Era el muchacho de la mañana, mi tío cerró la puerta detrás de él, y yo solo me guardé para no ser visto. De pie Junto a él, le preguntó sobre sus aptitudes y las ganas que traía de trabajar con el, le ofreció algo de tomar y mientras lo hacía lo conducía a la pequeña oficina
—¿Qué estás dispuesto a hacer por el trabajo? Te vi demasiado desesperado, y creo que en verdad lo necesitas—dijo mi tío.
Él respondió que cualquier cosa, vi cuando mi tío se estrujo el paquete entre su jean, parecía estarle mandando algún tipo de mensaje indirecto; yo miraba escondido, pude notar que mi tío tenía intenciones extrañas con el chico, notaba al muchacho bastante nervioso con su voz tartamuda; mi tío era demasiado intenso y muy insinuante y a la vez intimidante. No buscaba qué decir, tartamudeaba, mi tío no se detenía de sonar su gran bulto, el cual comenzaba a mostrar un tamaño distinto; estaba teniendo una erección, tan potente como la que yo estaba teniendo con tales imágenes.
Él le respondió con la voz algo temerosa, y con suma timidez a la evidente insinuación.
—Señor yo no soy marica, no quiero malos entendidos, pero en verdad necesito este trabajo—a lo que mi tío respondió apenas dándole opción de réplica:
—Ni yo, vamos a hacer cosas de hombres, además que quiero ver si de verdad quieres trabajar aquí, yo ya tengo la ayuda que necesito y alguien más es un lujo que no me puedo dar, a menos que pueda servir para otras cosas.
Tahmil le respondió a la propuesta.
—Señor la verdad es que yo si quiero trabajar aquí, pero no sé si eso sea correcto; la verdad soy un hombre casado y no tengo tales inclinaciones; solo quiero trabajar honradamente.
—Hagamos algo— contesto mi tío negándose al no rotundo del chico—prueba y si no te gusta, yo te dejo trabajar aquí sin hacerte otra propuesta diferente, te repito, al final el que necesita del trabajo eres tú, yo no necesito más trabajadores, solo lo hago para apoyarte.
Él no dijo nada, bajó la cabeza y asintió con la cabeza, dejando la mirada baja, pude ver que mi tío se acercó a él sigilosamente, él sabía lo que quería, y yo estaba sorprendido de la actitud tan morbosa sobre aquel muchacho, mis pantalones estallaban con la erección que traía a causa de la explosión de excitación que mi tío estaba provocando con aquella novela porno tras mi perfecto espionaje. Estaba muy cerca de él, notaba cómo tu tío se tallaba sobre el pantalón, se notaba un grueso trozo de verga tras la mezclilla, cogió una mano del chico y se la puso en su entrepierna, el chico parecía no poner objeción, pero tampoco le parecía agradar.
Luego le dijo —vamos por pasos, primero solo siéntemela— mi tio le llevaba la mano por todo el cuerpo de su erección, de arriba a abajo, oprimiendo con su mano, con la cara del joven tragando saliva y mirando hacia otro lado
—¿Cómo la sientes?
Tahmil respondió —está caliente, señor, a pesar del los Jean/, se siente muy caliente y duro—Mi tío no dejaba de presionar y jugar con la mano de Tahmil sobre su gruesa verga.
—Ahora bájame el cierre y sácamela. Es hora de pasar al segundo paso; admito que vas muy bien, creo que el trabajo será tuyo— Al escuchar esa orden desee ser yo quien estuviera en lugar de él.
El chico no hizo nada, se quedó mudo y quieto, mi tío le dijo que no tuviera miedo, que no pasaría nada
—Sólo imagina que estás tocando la tuya—pude ver como el mismo se abrió el pantalón y con un movimiento lento se fue sacando ese pedazo de chorizo al ver que Tahmil no se arriesgaba a más; salían algunos pelos muy oscuros, y luego su enorme miembro que costó trabajo de salir de la estrecha cavidad del pantalón, un olor inundo todo el lugar. Era el olor de la verga de mi tío.
Tenía una verga hermosa, gruesa, en verdad su grosor sobrepasaba el tamaño común, de largo también era sorprendente, su color era más oscuro que su piel, pero no dejaba de ser una verga clara, comenzó a tirar de ella hacia abajo, su enorme cabeza desprendía un hilo de precum que tomó con su dedo llevándolo a la nariz del chico para que olfateara su virilidad. Tahmil giró la cara, negándose a oler el rico olor de macho de mi tío. Que desperdicio, pensaba al mirar cómo aquel se negaba a las ricas insinuaciones de mi tío caliente. Yo instintivamente me agarré la verga que ya traía dura , y me la saque, y empecé a pajeare al ver como el muchacho se resistía a agarrarla. No dure más de un minuto cuando se me salió la leche, era demasiado para mi mente sin experiencias, a duras penas vi una vez una película porno en mi vida. De pronto el chico, Tahmil, retiró su mano, se miraba algo disgustado, no dijo nada solo salió corriendo dejando a mi tío con la verga babosa y dura por fuera de su pantalón.
Mi tío se quedó ahí con la verga a fuera y se le estaba moviendo sola, de arriba abajo, parecía que palpitaba, quería culo al parecer, escupió su mano y siguió con su paja, dejó caer su pantalón quedándose solo en trusa; traía una de color azul, guardaba sus huevos pero por fuera tremendo palo de unos 20 cm jugaban con su mano. Mi tío se la metió en la trusa, dejando Siberia marcada y con un gran pedazo por fuera, a penas y cabía su pené efecto dentro del calzón; cerró la puerta al meterse al baño, y se fue al baño, inmediatamente lo seguí con mucha cautela, la puerta estaba entre abierta, me acerqué muy despacio, él no tenía idea que aún seguía en el taller. Miré lento y vi que se estaba aun jugando la verga, puso sus calzones para retirarlos e inmediatamente entró a la regadera; mire su gran culo redondo mojarse y seguía jugándose pero ya había perdido la erección, entonces aproveché para salir e irme a la casa antes de ser atrapado. Cuando llegó mi tío a la casa estaba de mal humor, mi tía le preguntaba que le había pasado y él decía que nada. Si supiera mi tía que le habían negado una mano amiga para masturbarlo, una boca y un culo, entendería su enojo.
En la noche cuando, ya todos estábamos acostados, no podía pegar el ojo pensando en lo que había pasado, y los recuerdos me venían con una erección cada vez más fuerte, no hubo poder humano que pudiera impedirme más turbarme una y otra vez , yo solo quería arrodillarme enfrente de mi tío y ponerme ese chorizo XXL en la boca. Eran las 11 de la noche y ya llevaba 3 pajazos con extra leche. Cuando eran ya las 12 y media escuche un ruido en el pasillo, —será mi tía— Pensé, o mejor aún mi tío, me asome por la puerta y vi su enorme figura en bóxer entrando en el baño. Miré cómo se rascaba los enormes huevos tras la delgada y pegada tela gris, tras su rico culo meneándose con una toalla colgando de sus hombros; se miraba tan varonil que moría por probar esa piel sudada. Los malos pensamientos siempre se me venían a la mente, quería verla otra vez, así que sin pensarlo 2 veces me fui caminando, la puerta del baño estaba abierta, y por la rendija de la puerta y las bisagras pude ver a mi tío en frete del inodoro con su pichota jalándosela. Eso era en verdad un enorme monumento que aún colgaba algo blando en su mano, bajé el bóxer y comencé yo también con mi propia verga a darle un suave masaje, yo concentrado en el espectáculo, sin darme cuenta hice con ruido con mi sofocación, y al escucharlo salió del baño con gran rapidez. Me atrapó con la verga afuera, a medio meter, estaba muy nervioso, no sabía si arrancar a correr, si esconderme o qué excusa dar, notó mis manos con premura intentando meter mis cosas dentro de mis calzones.
—¿Sobrino que estás haciendo?—me dijo sorprendido.
Me quedé completamente mudo, paralizado y con el corazón tres veces más agitando que nunca, No sabía que responder—yo, yo estaba, iba al baño... y —Mi tío puso cara de no creer nada, me dio un leve espacio para guardar mi verga que ya había pedido su tamaño, y me dijo—venga mijo eso es normal, yo a tu edad me hacía muchas pajas, pero no creo que lo estés haciendo bien—me hizo ademan para que lo siguiera al baño, yo solo seguí su orden, y entré. Después de todo era lo que había deseado desde aquellas imágenes guardadas de las ricas masturbadas que me le había dedicada una tras otra vez.
Cerró la puerta, me sentía intimidado y algo nervioso, me dijo—por si tu tía viene, y para que no se asuste, Bueno mijo lo primero, es que tiene que saber que tu cuerpo está cambiando, y es normal sentirse extraño con los cambios, eso incluye algunas confusiones—soltó una leve risa y continuo con su cátedra—¿te están saliendo pelitos verdad?
La erección que por ese tiempo se me había bajado por el susto comenzó a recuperar su tamaño, yo me tape, para que no me la viera. El notó mis movimientos y automáticamente calmó mi timidez —te voy a enseñar a hacer una paja, no tengas pena, bájate los bóxers. Yo sin saber qué hacer, me quede quieto, el sin decir más nada se acercó y sin más me la bajo el mismo, yo no opuse resistencia, los dejó hasta los tobillos, parecía tener experiencia—Listo dijo, para que veas que no es para que te sientas apenado me voy a bajar el bóxer, para que los dos estemos en el mismo concepto y no te sientas apenado, todos tenemos lo mismo sobrino. Él se lo había quitado de inmediato y otra vez el olor de su poderosa verga llego a mí, apenas retiró sus calzones tremendos verga saltó a pocos centímetros de mi, brincó y se movió de un lado a otro notando como su peso la inclinaba hacia abajo. Era muy bella, era más gorda de mi qué se miraba de lejos, teja venas gruesas, era larga y de un grosor uniforme de tronco a cabeza, una punta brillos a como pulida que desprendía una gota transparente, y una capucha que apenas le cubría el glande. La tenía por fin tan cerca como quería, la boca se me hizo baba de verle ese monumento de verga, en ese par de enormes piernas gruesas y peludas, sus cuádriceps se marcaban entre los abundantes vellos negros, y ni que decir de sus enormes pantorrillas. El prepucio lo tenía húmedo, se notaba que había estado jugando con su herramienta, se la agarro y me dijo —mira sobrino es así—y comenzó el meneo. Subía y bajaba su mano de la tranca, y me ordeno, que ahora lo hiciera yo.
Yo que ya tenía toda la potencia, imité los movimientos de mi tío, diría yo que a la perfección, pero esto no fue suficiente, el después de unos segundos me corrigió —no, así no, mira te voy a enseñar—y sin más me agarro la verga, y me empezó a masturbar, tenía las manos calientes, y mi pene no ponía resistencia. Tenía movimientos muy controlados y a la vez una forma tan profesional de mover su mano; mi verga no era de su mismo grosor, más si de largo lograba un tamaño similar; cerraba los ojos, y el notó mi excitación al límite —Sobrino, que buena herramienta tienes —dijo.
—Ahora tu agárrame la mía e intenta hacer lo mismo—Más se demoró en decirme lo que yo en tomarla, mi mano a penas si podían cerrar alrededor de esas tres libras de carne.
Yo subí baje la menee la sobe y mi tío solo decía y se retorcía—así, bien, ahora más rápido, ya estas aprendiendo—yo estaba concentrado en ver cómo Disfrutaba de mi mano y en hacerlo lo más parecido a lo que él hacía.
—Te voy enseñar algo nuevo, ahora agárrame con una mano los huevos, estíralos hacia abajo, y con la otra me la vas pajeando—Ya sentía sus enormes huevos calientes en mis manos, me salió un suspiro al obtener lo que tanto quería, yo lo entretuve por varios minutos así, él ya me había soltado la verga, pero estaba tan excitado que estaba expulsando bastante precum, tanto como la de el.
Sentí su respiración agitada, y las groserías que se le salían, cuando le bajaba hasta los huevos el prepucio; cuando sale con algo más —ahora te voy enseñar algo nuevo, siempre tienes que tener compañía para hacer esta, suerte que yo estoy aquí, no te asustes, consiste en que con la lengua vas a lamer como si fuera helado—Mis ojos brillaron cuando me propuso eso, pues llevaba rato deseando lamer esas gotas que mojaban toda la cabeza, y sobre todo en intentar llevarme todo ese tronco a mi boca. Sabía que no me cabría, pero quería hacer el intento, no solo de tragarla, si no, también de hacer gozar a mi tío; Afirme con la cabeza y agarre con una mano la vergota que estaba bien roja, parece que iba a estallar en cualquier momento, y con la otra le jale los huevos hacia abajo, echando en práctica todo lo que me estaba enseñando. Saqué la lengua y comencé a lamer, no sabía si lo hacía bien, abrió las piedras y dejó mi novata boca hacer lo que podía, luego fue ayudándome sosteniendo su verga, y conduciendo mis labios por donde él quería que le lamiera—ahora te enseñaré algo que seguro te gustará más, es como el nivel dos de esto, tienes que esconder los dientes con los labios y tratar de tragar desde la punta, hasta donde puedas. Era un gran reto para mi pequeña boca recibir semejante miembro de descomunal tamaño; abrí grande y apenas un cuarto de ella entró.
Apenas y cabía una parte, o yo era demasiado inexperto para poder tragar semejante cosa, miraba cómo disfrutaba de mi boca, y cuando siento mayor confianza comenzó a posar su mano sobre mi cabello, acariciaba mi nuca, recorría con sus dedos mis cabellos ondulados—Lo haces muy bien—me decía en susurro. Su mano ponía cierta resistencia contra mí para que entrara un poco más de su trozo, en varias ocasiones tuve que sacármela para toser un poco, pero eso no me detuvo a abrir más la boca para volver a intentarlo; incluso sentía que cada ves entraba un poco más, y me creaba menos incomodidad llevarlo lo más profundo posible.
Habían pasado unos minutos; unos 15, unos 20 quizá mamando e erecto monstruo de mi tío, mi tío se notaba más agitado, su vientre peludo se contraía y notaba su panza inflando y desinflarse una y otra vez a un ritmo acelerado—Sobrino siguiente paso de la lección quizá no quieras descubrirla, así que tienes que parar o te bañaré de leche—por supuesto que sabía de qué se trataba, pues ya conocía la masturbación. Aún con el aviso no quise detenerme, yo quería que mi tío me enseñara todo lo que sabía; quería descubrir a qué sabía cada sabor proveniente de el, su sudor, su saliva, incluso su semen; no era algo que me causara problema o asco, y quizá el pensaba eso, pero estaba muy equivocado. Me ayudé con una mano, la parte que no cabía en mi boca la sujetaba con mi mano, y mientras chupaba hondo, mi mano masturbaba el el tronco—Sobrino, debes parar—Decía en un tono muy bajo, yo al contrario agilizaba el movimiento esperando ser bañando por su potente líquido. Por momentos mi tío intentaba que quitara mi mano, notaba que no aguantaría mucho más; estaba su verga al fondo de mi garganta cuando mi tío desahogó su excitación con un fuerte y caliente chorro; trague sin hacer gestos, y dejé de mamar para poder ser espectador de cómo esa enorme cabeza roja vertía los potentes gorros en ese pronunciado orificio. El siguiente lechazo fue sobre mi cara, su líquido era caliente y viscoso, sentía como corría sobre mi mejilla, su verga siguió desbordando chorro tras chorro bañando mi cuello, mi barbilla y el resto sobre sus ricos vellos negros del ombligo—Mira cómo te he dejado sobrino—Lo noté algo apenado, tomó papel, y me limpio la mejilla y la cara. Pensé que todo había acabado, estaba por subirme el calzón, y el se limpiaba igual, me di la vuelta quería masturbarme en mi habitación, cuando me detuvo—¿a donde vas sobrino? Las lecciones no han terminando, esta es solo la primera etapa—Vaya que fue algo que me excitó más, pues yo aun no estaba listo para irme. Él me puso el pie e impidió mi salida, cuando pensé que todo había acabado, al parecer solo estaba comenzando, me di la vuelta quedando al frente suyo—¿O quieres aprender a medias?—Comentó con una ligera sonrisa arqueando esa hermosa boca llena de barba mal alineada.
Me cogió las caderas trayéndome un poco más cerca de el—¿Entonces, vas a dejarme seguir instruyéndote? Por qué si quieres aquí le paramos—Resultaba ser demasiado persuasivo, y yo estaba más que puesto para que mi tío me hiciera y deshiciera todo lo que quiera conmigo. Me agarró la verga sobre de los calzones, traía una erección imposible de guardar, pues la mía estaba como la suya hace apenas un rato; a punto de estallar, al grado de tener un manchón húmedo sobre la tela, con sus dedos oprimió esa zona con los dedos, exprimiendo mi glande, manchando un poco más, para luego llevar sus dedos a su nariz, concluyendo con un lengüetazo para saborearme.
—Vaya que sabes bien sobrino—parecía disfrutarme—Bueno, el siguiente paso lo disfrutaras, te lo puedo asegurar, por que está parte yo debo comprarla, y tu solo debes disfrutar—Metió su mano en mis calzones, sentí su mano fría rodear el cuerpo de mi pene, movió con giros de arriba a abajo con algo de incomodidad, así que retiró la prenda.
Cayeron por mis pies, y los hicimos a un lado, él se arrodilló instantáneamente, quedando frente a mi erecto miembro que en menos de lo que pensé, fue devorado en su totalidad a pesar de su buen tamaño, sentí su barba picar mi piel al tragar hasta el fondo toda mi verga, era sorprendente, yo jamás hubiera podido hacer eso con la de el. Al sacarla solo era para volver a tragarla, una y otra ves, tenía una técnica perfecta; la sacaba para golpearla contra su lengua, recorría cada sentimiento, bajaba por mis huevos, los chupaba, uno y luego los dos a la vez, regresaba a mi polla y la agitaba al mismo ritmo que me la comía; yo no sabía cuánto tiempo podría durar así, pero seguro no sería tanto; tenía los ojos en blanco de tal excitación. Mi tío me estaba elevando a niveles que jamás había experimentado ¿cuánto más puedes saber a esa edad? —¿te está gustando? —con la cara le respondí lo mucho que estaba disfrutándolo, creo que no era necesario siquiera cuestionar, pues mis sutiles gemidos y mis agitadas exhalaciones hablaban por sí solas.
Miraba sus ojos viéndome desde abajo, se miraba tan sexy con mi verga en su boca, sus ojos oscuros mirándome fijamente y todo esos vellos adornado su barba, sus brazos fornidos, sus gruesas piernas, el torso deslumbrando con unos pectorales increíbles y esa verga que poco a poco miraba cómo iba despertando y tomando de nuevo su tamaño en erección. Se levantó después de su actividad entre mis piernas, me preguntó si me había disfrutado de ese paso, y desde luego le respondo que si, él sólo sonrió quedando de frente a mi nuevamente, era más alto que yo, todo un ropero detenido frente de mi, su tamaño intimidante italiana calor, y yo quería saber el paso que seguía, sabía que sería tan rico como los anteriores.
—¿Quieres saber que sigue? —ni siquiera le había respondido cuando su ombligo se pegó a mi cuerpo, su cara estaba por encima de la mía, y mi verga quedaba por debajo de sus gordos huevos; su cara estaba tan cerca de la mía, mi adrenalina se disparaba por todos mis sentidos.
—¿Sabes besar? —me preguntó; la verdad es que jamás había besado, y eso me ponía nervioso, había visto en películas pero jamás lo había intentado, él solo sonrió al mirarme tan perdido; posó sus labios sobre los míos, y con lo suyos abrió mi boca guiándolos en mi primer beso.
Su mano jugaba con mi verga, para que no perdiera su tamaño, y sentía la cabeza de su miembro reposando en mi ombligo, dejando un hilo de líquido preseminal en mi piel, con su beso me recargó en la loza fría de la pared, era muy excitante sentir su barba sobre mi cara, luego en todo mi cuello, en mis oídos y en mis pezones, vaya que era un experto con la boca, tanto se había perdido el chico del taller. Acercó sus labios para susurrarme palabras que hacían mi verga palpitar en sus manos—No lo haces tan mal, solo necesitas práctica... ¿te gusta mi verga? ¿Quieres chuparla otra vez? Tócala sin miedo—la tomé como me decía, ambos estábamos disfrutando, y me impactaba ver lo rápido que su verga se había puesto durísima en cuestión de minutos.
—¿Que sigue?—le pregunté al mirarnos solo jalándonos las vergas, yo quería aprender más; descubrir más.
—Es que no se que tan dispuesto estés del siguiente paso sobrino.
—Usted guíeme.
—Pero si no te agrada me dices y saltamos ese paso ¿va? —Entonces me pidió que le diera la espalda y abriera las piernas mientras me soportaba de la pared, desde luego sabía de qué se trataba.
Sentí su lengua recorrer mi cuello haciéndome jadear, luego fue pasando por la línea arqueada de mi espalda rodando su barba y su lengua hasta llegar a mis nalgas, lo hizo un par de veces y luego se detuvo en ellas, besó cada nalgas, sus grandes manos oprimían y abrían mi culo, y su lengua pasaba a n toda la raja saboreando mi olor y mi sabor. El verdadero éxtasis llegó cuando su lengua lamió mi ano, vi estrellas y sentí que tocaba el cielo cuando mis nalgas quedaron abiertas para sentir su poderosa lengua hacer toda su magia al rededor de mi hoyo, lance un quejido, pero era de mero place; no se detuvo, parecía cada ves meter más profundo, y para aumentar la sensación tomó mi verga pasando su mano entre mis piernas y comenzó a masturbarme sin dejar descuidado mi trasero. No sé cuánto tiempo lo hizo pero se detuvo, y yo quería sentirlo más tiempo, se puso de pie y sentí su enorme miembro en mi espalda, recargó su barba en mi hombro y siguió besándome mientras arrastraba su enorme pene entre mis piernas buscando posarlo entre mis nalgas. Sentía como mojaba mi ano con saliva y su nariz no dejaba de lanzar aire caliente junto a mi oreja,—¿Quieres sentir el último paso?—dijo mientras tomaba mis caderas llevándome más a él, ni siquiera había respondido cuando sentí su miembro jugando con mi estrecha entrada, me mordía el hombro, y no tuve tiempo de responder cuando comenzó a a moverse en un va y ven para intentar introducirme ese grueso tronco entre sus piernas. Notaba su verga cruzar por ambas nalgas abriendo amplio camino hasta toparse por mi ano semi dilatado, pensé que sería demasiado rico y algo muy complaciente el sentir dentro a mi tío, admito que se trataba de algo más haya de un capricho, era un verdadero fetiche cogerme a mi familiar, bueno más bien que el me rompiera el ano.
Y vaya que así fue, pero no como yo pensaba; al principio se sentía muy bien, la cabeza hacía una sensación riquísima al besar mi hoyo, pero yo no tenía conocimiento de que ni siquiera había entrado la punta; cuando esto pasó, vaya que vi ángeles, demonios y hasta al mismo diablo. Tuve que oprimir mis dientes para no gritar, apreté mis piernas por El Fuerte ardor, e inmediatamente un dolor caló mi cuerpo; quería que me la sacara, y a la vez quería que no saliera, la sentía toda adentro, que dolía—Sobrino, ha entrado la punta...
-¿Quieres sentirla toda?—¡Fuck! ¿Solo la punta? Pero ¿qué demonios me espera?
Intenté detenerlo con mis manos, pero me tapó la boca, me lamió la oreja y me dijo que me iba a gustar—Aguanta un poco, duele un poco al inicio, luego viene el placer—Le pedí que lo hiciera con delicadeza, de lo contrario estoy seguro que saldría llorando y sin poder caminar. Tomó impulso, y yo aire; sentía como empujaba, la sacaba para escupirse y volvía a intentar, vaya, tenía razón, mientras más entraba y salía, el dolor disminuía y el placer llegaba lento; después de unos minutos de meterla lento pude sentir toda su polla dentro de mi, se movía lento y delicadamente, sinceramente no sé cómo pudo caber todo eso en mi culo. Se apartó un poco, tomó mis caderas y ahora si comenzó a moverse dentro de mi; cada ves que su verga recorría todo mi interior hasta el fondo mi ojos se ponían blancos, y mis gemidos comenzaban a ser incontrolables, cada vez se movía un poco más rápido, sentía sus huevos chocar contra mi, y solo de imaginarte la escena me ponía más duro. Pronto fue tan fácil penetrante, y la sensación de de dolor se había vuelto en un misil dente de lo que estallaba una lluvia de sensaciones que no podía explicar; por momentos sacaba toda su verga, esperaba unos segundo y luego me la metía de golpe hasta el fondo, eso me excitaba tanto, y lo hacía un par de veces para volver a penetrarme como una bestia.
—Ven, cambiemos de posición—Dijo, me hizo a un lado, caminamos unos pasos, se sentó en el inodoro y me dijo que me sentara sobre su verga, me coloqué como me lo pedía, era un poco difícil, no me acomodaba tanto, así que él muy aventado me detuvo y se levantó, noté que pensaba, me pidió que me quedara un momento dentro de el baño, salió y regresó unos minutos después—Acompáñame a la sala, no hagas ruido.
Caminamos sigilosos sobre el frío piso, estábamos descalzos, ambos llevábamos en la Mano nuestros interiores; llegamos y el se sentó en el mueble, teníamos más espacio, extendió sus piernas, su verja se veía monumental y sus huevos comulgaban tan rico, me pidió que me montara frente a él, mis piernas se apoyaron en el sillón, me sujetó para ayudarme y lentamente me senté. Ahora si entraba con facilidad, y vaya que se sentía muy rico el enorme pedazo de mi tío dentro de mi, sentía como me perforaba, con sus fuertes manos me fue subiendo y bajando, me estaba cogiendo como todo un dios, el sillón hacía algo de ruido por los resortes, pero aún así no nos detuvimos. Pronto cambiamos a otra posición, ahora estaba yo acostado y el de pie mirándome desde lo alto, puso mis pies a lo alto, y su verga entro de golpe, juraría que en esa posición su verga media mucho más; era mucho más excitante, más cuando tomó mi verga y comenzó a masturbarme mientras me la metía, yo ya no aguantaría más, era cuestión de unas jaladas más para descargar toda mi leche.
—Ya me vendré, ¿quieres que salga? —le indiqué que no, cuando ya se venía una y otra ves dentro de mi, la sensación de su semen caliente hizo que de inmediato me viniera lanzando tanta leche sobre mi cuerpo y el sillón; ambos estábamos tan agotados, estaba despidiendo mi virginidad con mi tío el macho con verga de caballo.
Él tomó unas gotas con el dedo y se la metió a la boca —sobrino sabes bien—Dijo con esa sonrisa retórica y coqueta—Acompáñame al baño, debemos limpiarnos, nos bañamos los dos, vaya que era todo un monumento mirarlo desnudo con tanto vello, con tanto músculo, con esa panza resultante y con esa verga dormida que aún inactiva impresionaba con su tamaño y grosor.
Me paso el jabón por la espalda, nuestros cuerpos se rosaban, y ya con la confianza que tenía le tallaba la verga con jabón para sentir su tamaño; seguro eso me serviría más tarde para volver a masturbarme; acabamos y nos secamos las pieles, el se colocó una trusa blanca en la que sobresaltaba su enorme virilidad, parecía que el calzón estallaría con lo que tenía dentro.
—¿Te gustó la lección sobrino? —Preguntó mientras yo me subía el bóxer, le respondí afirmativamente, él me cogió por la espalda y me sujetó besándome el cuello—Espero que hayas aprendido, o tendremos que repetir hasta que te hagas un experto; yo moría de ganas por repetir, y vaya que aprovecharía esas vacaciones método todos los días en el taller.
Nos fuimos a dormir. El con mi tía y yo solo, caí rendido, incluso me masturbe de nuevo a solas; solo quería que amaneciera para saltar sobre su cama y sorprenderlo con una manada, después que mi tía se haya ido a trabajar.
FIN.
Autor anónimo.
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