Unas inesperadas vacaciones
Hola, mi nombre es Sergio, tengo 18 años y para que os hagáis una idea soy un chico menudo, mido 1,70 m, que para la media de hoy en día es tirando a bajito. Siempre he sido muy delgado, pero gracias al deporte he logrado tener un cuerpo fibradito con pectoral, abdominales y glúteos. Gracias a lo cual no he tenido problemas con las tías, casi todas son más bajas que yo si no se ponen esos tacones que parecen zancos, además de que resalto entre el resto de tíos de mi clase, exceptuando uno o dos todos son morenos de ojos castaños, yo por el contrario, rubio de ojos verdes. Todo lo contrario a mi padre, el sí es el típico español, de pelo negro azabache y moreno de piel, con pelo desde sus piernas hasta sus marcados pectorales, y sus buenos 1,90 m de altura, genética asquerosa….
Precisamente por mi padre escribo esto.
Mis padres están divorciados, de normal yo vivo con mi madre y mi padrastro, mi hermanastro y mi medio hermano. Mi madre se divorcio cuando yo tenía dos años, y al poco tiempo encontró a quien es hoy mi padrastro, que venía de paquete con su hijo, de mi misma edad, y al cabo del tiempo nació mi medio hermano. En casa todo iba bien, tenia buena relación con todos, mi hermanastro Raúl era mi mejor amigo a efectos prácticos. Pero al empezar el calor y acabando el curso, siempre me voy con mi padre a una casa cerca de la playa que le dejaron mis abuelos en herencia. Mi padre me recogió el fin de semana después de acabar con todos mis exámenes. Me hubiera gustado que Raúl también viniera, lo llevo pensando desde que empezamos a realizar estas escapadas, pero tenía la impresión de que pedirle eso a mi padre seria pedir de mas. Él no aceptó muy bien el divorcio, y pese a los años, yo creo que todavía le guarda resentimiento a mi madre, cosa que no debería, cuando el amor se acaba no se puede hacer nada, y forzarlo solo lo empeora, pero así es mi padre…
– ¿Cómo han salido los exámenes entonces campeón?- pregunto mi padre para iniciar una conversación hasta el chalet
– Bien Papá, no me puedo quejar, me habría gustado sacar más nota en historia, pero por mucho que se empeñen, no sirve para nada y es infumable
– Bueno hijo no te preocupes has sacado buena media en general, no tendrás problemas para entrar a la universidad que elijas
– Eso espero Papá.
Y así continúo una conversación trivial, hablando de cosas superficiales, la mayoría de las conversaciones con mi padre eran así. Hora y media de charla más tarde llegamos a la casa costera de mis abuelos. Descargamos las maletas dentro de la casa, esta no era una mansión, solo tenía dos habitaciones, salón y un cuarto de baño, pero de sobra para hacer este tipo de escapadas.
– ¿Te apetece un remojón antes de comer hijo?- gritó mi padre desde su cuarto
– ¡Si papa!
Me puse el bañador rápidamente y salí al patio trasero donde estaba la piscina, era muy pequeña, cabrían cuatro personas, pero estando solo mi padre y yo no habría problemas. Al salir vi a mi padre de espaldas, pero desnudo completamente.
– Pero papa, ¿qué haces? ¿Así te vas a meter en el agua?
Aunque me chocase un poco me lo tome con humor, tampoco pasaba nada por verle el culo y el rabo a mi padre, será por tíos desnudos en los vestuarios del gym…
– Si hijo, llevo años con ganas de probarlo, pero eras muy niño todavía y no t quería dejar con trauma por verme desnudo jajaj- me contesto mi padre con la misma naturalidad con la que yo le hice mi pregunta- anda, quítate el bañador y acompaña a tu padre a la acera nudista jajaja, así veo si por fin te han crecido los pelos ahí abajo
– Jajaja que va papa, cuatros pelos locos- dije mientras me quitaba el bañador, y así era, tenia vello púbico, pero poquísimo, y al ser rubio se veía aun menos
– Vas a ser un nenuco toda la vida hijo jajaja, el nenuco de papa- bromeaba mi padre, en comparación con el no me extraña que me llamara nenuco, todo su culo cubierto de vello negro y rizado, por no hablar de sus huevos, dos bolas negras colgantes, que enmarcaban su buena polla gorda
La mayoría pensará que suerte tengo al no tener que depilarme y todo eso, pero el ser humano es así, cuando no tiene algo, mas lo desea. Asco de genética…
– Pues este nenuco no tiene problemas para follar que lo sepas!- le conteste siguiéndole el juego agarrándome el rabo y los huevos con la mano
– Anda anda, que no te escucho entre llantos de bebe, que pasa? tienes hambre nenuco??- siguió mi padre con la broma aproximándose a mi- Toma teta de papa para que mames anda, toma toma jajaja
Sin esperarlo mi padre me cogió de la cara y la estampo contra uno de sus voluminosos pectorales. Yo me resistí riendo, pero mi padre se estaba divirtiendo con aquel juego, me apretó de los mofletes para obligarme a que abriera la boca.
– Chupa chupa, que papá te da leche jajaja- y me metió su pezón en mi boca.
No podía zafarme, mi padre me apretaba con su mano mi nuca para que no pudiera sacar su pezón de mi boca. Inevitablemente empecé a saborear el pezón de mi padre. Sabia salado debido al calor y al sudor, mi lengua no dejaba de rozarlo, y su pezón comenzó a endurecerse. Dejé de resistirme para ver si mi padre se cansaba de jugar conmigo de esa forma. Mi lengua seguía lamiendo, había entrado en bucle realizando el movimiento giratorio sobre su pezón. Estaba tan absorto en mi mamada al pecho paterno, que no era consciente de la situación. Mi padre y yo desnudos en el jardín, y yo chupándole el pezón a mi padre. Fue el tacto de la mano de mi padre sobre mi propia mano lo que me devolvió a la realidad. Esta agarro la mía y la dirigió hasta su polla, forzando que la rodeara con mis dedos.
Por primera vez toque la polla de mi padre, y por si fuera poco, estaba durísima, y babeante.
– ¡Pajéame hijo…- me susurro mi padre mientras me acariciaba la nuca.
Levante la mirada. Vi a mi padre muy serio y concentrado, estaba disfrutando de como su hijo le comía el pezón, y no quería que eso fuera lo último que le hiciera su hijo. Empecé a pajearle, sin perder detalle de las expresiones de placer que ponía, al rozar la punta de su polla soltaba aire fuertemente por su boca, cuanto más rápido pajeaba más veces echaba su cabeza hacia atrás, en un gemido sordo de placer. No podía creerme lo que estaba haciendo: estaba masturbando a un hombre, y aquel hombre era mi propio padre.
Finalmente me miro, nuestras miradas se mantuvieron fijas el uno en el otro en lo que me pareció un eterno momento, un momento en el que los dos entendimos como iba a continuar esto, y eso era justo lo que los dos queríamos, que continuara. Mi padre con su mano hizo que mis labios se separaran de su pezón y de su sabor adictivo para mí. Sus manos se posaron en mi espalda, apretándome contra él, reteniéndome, cubriéndome con la totalidad de su cuerpo. Su polla estaba pegada a mi abdomen, no dejaba de mover la cadera, por lo que en nada tuve toda la piel llena de los fluidos de mi padre. Sus manos fueron bajando a mi culo, una vez allí, estas lo agarraron fuertemente, abriéndolo de tal manera, que podía sentir el contraste del aire frio en comparación con mi ano, que estaba ardiendo desde el comienzo de toda esta locura sexual que había iniciado con mi padre. Él empezó a pasar sus gruesos dedos por ese agujero virgen hasta el momento. Primero empezaron como suaves caricias, rozando levemente esa piel tan protegida, pero a medida que nuestra temperatura seguía subiendo, cada vez sus pasadas eran más fuertes, buscando entrar en mi interior.
– ¿Te gusta Sergio?- me susurro mi padre al oído mientras seguía empujando sus grandes dedos en mi entrada
– Si papa… Me está gustando mucho, quiero que sigas- le conteste directamente mirándole a los ojos.
Mi cuerpo estaba ardiendo, y sabía perfectamente lo que quería. Quería que el semental de su padre lo dominase como lo que es, un macho alfa, con esos músculos, su altura y todo ese pelo negro por todo su cuerpo. Quería que ese pedazo de hombre lo profanase, lo reclamara como suyo, quería sentirlo encima mientras lo poseía. Mi padre pareció entender todos mis deseos silenciosos en mi frase, me agarro del pelo, obligando a que echara mi cabeza hacia atrás.
– Aa-aah…- grite, pero mi padre obligo a que se convirtiera en un gemido, pues cubrió su boca con la totalidad de la suya.
Su lengua invadió mi boca, y encontró la mía propia. Nos fundimos en un largo y desenfrenado beso con lengua. Usando ese memorable beso que me asfixiaba pero en ningún momento quería que parase, mi padre consiguió meter sus dedos en mí. Otro gemido más fue enterrado en mi boca debido al beso que mi padre me estaba regalando, todos los que di mientras mi padre seguía abriéndome el culo con sus dedos, dilatándome para mí desvirgue.
Prácticamente estaba rozando el orgasmo con el masaje de los dedos de mi padre y el roce de mi pene con sus piernas, sus duros músculos estaban pajeando mi polla sin ninguna intención, pero aún así era igual de placentero. De repente las manos de mi padre subieron hasta mis caderas, dejando abierto mi culo que pedía mas placer, y precisamente eso iban a darme. Mi padre me giro en 180º y obligo a mi cuerpo a tumbarse sobre el césped de la piscina. El se puso de rodillas, rodeando con estas mis piernas y mi culo.
Un azote es lo primero que sentí venir de mi padre, con toda su gran mano abarco todo mi cachete, azotándolo, dejando su marca en el. Volvió a abrir mi culo, dejando caer un denso hilo de saliva sobre mi profanado culo. Lo sentí hirviendo, por la excitación de ambos, pero también frio como un bálsamo analgésico para el dolor que se iba a acontecer.
Sin esperas, mi padre introdujo su cara en mi abierto culo por sus manos, podía sentir como su barba arañaba mi piel, como su lengua, entraba por el mismo sitio que sus dedos momentos antes, solo que la sensación era completamente distinta, su ardiente lengua provocaba en mi interior latigazos de placer, dilatando mas mi entrada, lubricándola con la saliva que habíamos compartido minutos antes. Pero al sentir de nuevo el frio contacto del aire, supe que era la que venía a continuación. Mi padre y su lengua subieron por mi espalda, llegando a mi cuello, que devoró con desesperación, sus labios subieron hasta mi oreja, y su polla se coloco en la entrada de mi virgen pero abierto y dilatado culo.
– ¿Estas preparado Sergio?- pregunto mi padre, pero ya iba haciendo presión con toda su polla. Se notaba su impaciencia por culminar este momento padre e hijo.
– ¡Fóllame Papa- le ordené en mi agonía por sentir su duro miembro a las puertas de mis hambrientas carnes.
– Te quiero hijo -susurró.
Y enterró toda su carne abrasadora y dura en mis profundidades.
– ¡Aa-aah, joder! -casi grité yo.
Mi padre no había tenido miramientos, me había desvirgado sin contemplaciones. Mi culo notaba la intrusión paterna en su interior. Era una sensación completamente nueva para mí. No sentía dolor, pero si una presión confusa en mi abdomen, como si la polla de mi padre me hubiera atravesado el cuerpo entero.
– Relájate hijo, ahora empezaré a moverme y verás cómo vas a terminar gimiendo de cómo te pienso follar ese culo que te he hecho yo.
Las palabras lascivas, prohibidas e incestuosas de mi padre provocaban una reacción en mi cuerpo como nunca me había pasado en el sexo. Era como si me hubieran arrancado la piel y silo quedase la carne de lo sensible que estaba, cualquier roce de su cuerpo, su lengua, su respiración…Todo ello me hacia querer más, devorar yo a mi padre, que me dominase y devorarle en su intento de poseerme. Y eso hice.
Aprovechando la diferencia de tamaño con mi padre, su garganta esta a mi merced, con lo que comencé a lamer su morena piel, absorbiendo su sabor, una mezcla de colonia masculina y su propio sudor, su esencia. Sentía la polla de mi padre palpitando y creciendo aún mas rozándose con las paredes de mi interior debido a los estímulos extras, sus gemidos guturales revelaban que le habían pillado completamente desprevenido.
Mi padre no se hizo de rogar, empezó a bombear lentamente al principio, pero embistiendo más fuerte conforme mis gemidos aumentaban de nivel. Me agarró del pelo y con su otra mano colocada en mi cadera, me obligo a ponerme de rodillas.
– Te quiero Sergio- me susurraba mientras destrozaba por detrás, si compasión. Y yo que lo disfrutaba…
Su brazo cubrió todo mi pecho, en un abrazo lleno de pasión carnal, buscando fusionarnos, su otra mano bajo hasta mi pene, al que no le había prestado ninguna atención, pero estaba chorreando.
– Mi niño…-gemía mi padre mientras empezaba a masturbarme salvajemente
– Papaaaá…- le respondía yo en lo que claramente era un deseo morboso por el acto de incesto y prohibido que los dos estábamos realizando.
El empezó a aumentar aun más el ritmo de la follada, levantándome prácticamente unos centímetros del suelo, y su mano estaba en un frenesí incontrolable, dándome placer por ambos lados, veía las estrellas. El momento del clímax no se hizo esperar, la mano de mi padre fue de mi pecho a mi cuello, presionando con sus dedos, dominándome, reclamando lo que era suyo por derecho de sangre. Embistió por última vez, levantándome completamente en el aire, haciéndome apoyar todo mi cuerpo en pleno éxtasis de placer sobre el suyo, su otra mano paró en seco, y no necesitamos más.
Mi padre explotó dentro de mí con un grito animal. Me estaba preñando, dejando claro quién era el macho de los dos. Acto seguido me desbordé yo mismo, inundando la mano de mi padre. Ambos respirábamos con ansiedad, nos faltaba el aire ante tal polvazo (1), pero sin darme tiempo a recomponerme, mi padre me levanto en el aire, con su polla todavía dentro de mí. Mi cuerpo simplemente colgaba a su merced. Estaba exhausto.
– Vamos a limpiarnos hijo
Se lanzó a la piscina conmigo. El agua fría calmaba la fiebre provocada por toda esta loca sesión de sexo y también aliviaba mi dolorido y recién desvirgado culo. Su pene salió de mi, ya flácido por el contacto con el agua, y permitió a mi padre darme la vuelta. Nos miramos, acercamos nuestros cuerpos, y nuestras bocas se volvieron a juntar en un beso lento.
– Lo vamos a pasar muy bien desde ahora Sergio- me dijo mientras me miraba a los ojos con una sonrisa completamente indecente
– Ya lo creo papa- le respondí devolviéndole la misma mirada cargada de intención
(1) Polvazo, aumentativo del substantivo polvo.
Polvo, en España, coloquialmente es vulgarismo del acto sexual.
Se utiliza en la expresión ECHAR UN POLVO, y es sinónimo de fornicar, follar, etc.
FIN.
Publicado en Irelatoseroticos.com
Autor anónimo
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