Recuerdo de una paja entre primos



Fred es mi primo, tenemos la misma edad, 26 años, soy mayor que él por unos días, aunque pareciera que el mayor fuera él, y no porque esté viejo o porque tenga un aspecto demacrado, no, es solo que, físicamente, es muy distinto a mí (cosa que hace lo hace parecer mayor), por mi parte soy de estatura media baja,de contextura delgada, pero con algo de músculo; no me considero feo de cara y creo que puedo llamar la atención de uno que otro hombre o mujer; ahora bien, mi primo es unos centímetros más alto que yo, con un cuerpo mucho más musculoso que el mío, ya que le gusta ejercitarse en el gimnasio, además, desde pequeño siempre ha practicado deportes, lo cual, junto con el gimnasio, le ha permitido mantener un buen cuerpo desde la adolescencia y hasta el día de hoy; tiene una espalda grande y ancha que le hacen juego con sus enormes brazos y su pectoral fuerte y definido; si bajamos un poco encontramos un abdomen marcado, que culmina con el cinturón de Adonis (también llamada “V”) en su parte baja, que deja mucho a la imaginación hacia donde se dirige esa “V”; termina con unas nalgas firmes y piernas proporcionales, aunque si fuera él, trataría de mejorarlas, aunque igual le lucen muy bien. Por eso digo que luce mayor a mí, porque yo no soy tan alto y no tengo tanto cuerpo como él.



De igual manera, así como somos diferentes físicamente, también tenemos gustos totalmente opuestos, a él le encantan los deportes (como ya les mencioné antes), a mí no tanto, yo soy gay, él es hetero, hasta el día de hoy lo puedo asegurar, ya que siempre está hablando de mujeres, le gusta mucho ver a las mujeres caminar y apreciar sus nalgas (típico en muchos hombres heteros que voltean a ver los glúteos de mujeres; y también en hombres homosexuales, que volteamos a ver el glúteos de hombres), nunca pensé que mi primo sintiera alguna atracción sexual por algún hombre, o por lo menos que le llamara la atención el estar con uno a ver qué se siente, o ser de esos heteros que “juegan” con otros heteros al tocarse las nalgas, agarrarse el pene o hasta masturbarse juntos, con esto último estaba equivocado.



Avanzando con el tema, tendríamos alrededor de 18 años; éramos jóvenes con el deseo sexual típico que se tiene a esa edad, algo completamente normal; así como practicar algún deporte o, como me gustaba a mí, estar en los videojuegos. Muchas veces, cuando llegábamos del colegio al medio día, y si no teníamos otros planes, nos juntábamos en la casa de él para jugar con su playstation, como fue ese día que, 9 años después, todavía recuerdo.



Continuando, después del colegio sabía que mi primo no tenía planes, yo tampoco, entonces me fui a su casa y lo llamé a la puerta, “—Ya te abro —dijo él.” Pasan unos minutos y no me abre, eso se me hizo extraño porque su casa no es tan grande, tanto el cuarto de él como el de sus padres está a menos dos metros de la puerta de entrada a su casa. Justo cuando me disponía a llamarle nuevamente, me abre la puerta, él estaba en bóxer y se le podía notar, por sobre su ropa interior, una media erección del pene, cosa que me excitó muchísimo (jamás le había visto el pene medio erecto) y me hizo calentar por un momento, tuve que desviar la mirada y disimular que no me había dado cuenta, ya que mi primo no sabe que soy homosexual. Él me invita a pasar a su casa y me dice que se estaba cambiando de ropa, no le creí, ya que con la evidente erección que tenía pude deducir que era porque estaba viendo alguna película porno o porque se estaba masturbando viendo la película.



Ahora bien, no quise indagar en el tema, y le digo que si quiere jugar un rato al playstation, a lo cual él me dice que sí, que vaya al cuarto de sus padres y conecte la consola mientras él se disponía a tomar su almuerzo. Cuando voy al cuarto de sus padres a comenzar a instalar la consola y luego a encenderla junto con el televisor, me doy cuenta de que en la pantalla se encontraba una película porno, estaba en pausa, al parecer mi primo no lo pudo quitar o no quiso quitarla (quizás pensaba que yo no me quedaría); justo cuando lo iba a quitar, mi primo entró en el cuarto y me dice “—¿Primo, estás viendo porno en el cuarto de mis padres? —” Yo le respondo que no, que cómo creía eso (me puse un poco nervioso), que eso estaba puesto ahí cuando encendí el televisor, él se ríe y me dice que por eso es que había tardado en abrirme la puerta, que estaba justo para terminar, pero lo interrumpí.



En ese momento, yo le dije que me disculpara, que no era mi intención haberle cortado el rollo, él me dice que no importa, que ya luego termina y que termine de poner el juego en la consola, yo lo hice; él se retira del cuarto a seguir con su almuerzo.



Pasado unos minutos, él vuelve a la habitación de sus padres y comenzamos a jugar a la consola, a todas estas, él aún seguía solo con su bóxer puesto, sin más ropa (nunca se cambió), y yo estaba cada vez más y más excitado. Y es que mi primo hacía cosas que me calentaban mucho, como estar tocando su pene por encima de la ropa o metiendo la mano dentro de su boxer para tocarse directamente, lo cual me tenía nervioso (por la excitación) y más en esa situación, porque se tocaba a cada rato, y yo viendo disimuladamente. Pude ver que se notaba algo ansioso, quizás era porque quería terminar con lo que estaba haciendo cuando yo lo interrumpí, era lo que sentía de su parte.



Continuamos jugando por alrededor de media hora, entonces él me dice “—Eduard, no me puedo concentrar, por eso es que me has ganado varias veces —” Yo le pregunté el porqué no se podía concentrar, él me dice que es porque no deja de pensar en la porno que estaba viendo antes de que yo llegara y le cortara el rollo; yo le dije que me podía ir y volver luego, también le pedí disculpas por interrumpirlo. Él me dice “—No tengo nada que disculparte. Quédate, ponemos una porno, nos masturbamos juntos y luego continuamos jugando —”.



Yo quedé asombrado por lo que me dijo, no sabía qué responder, él se percata y me dice que lo disculpara por proponerme eso, que lo olvidara; yo le digo “—Vamos a hacerlo. Si te soy sincero, yo también tengo ganas de ver una porno —” Él sonríe al escucharme decir eso; nos acomodamos en la cama de sus padres y él puso la porno. La película era normal, una chica colegiala estaba siendo seducida por un profesor cuarentón (con tremendo pene), al cabo de unos minutos, llega la directora junto a otras dos colegialas y montan tremenda orgía, el profesor penetraba con su miembro a cada una de las colegialas mientras la directora se masturbaba con un consolador y se la montaba con las chicas (al parecer eso le excita a mi primo, el tema de las colegialas y las maestras); entretanto la película estaba en la televisión, mi primo y yo nos estábamos tocando, él su pene y yo el mío, todo por encima de la ropa, ninguno daba el paso de desnudarse por completo, aunque él estaba medio desnudo, seguía llevando solo el bóxer, yo llevaba una franela y un short que solía usar cuando estoy en casa.



Siguiendo con la película y nuestros tocamientos, veo que primo empieza a tomar la iniciativa cuando mete su mano bajó su bóxer y se empieza a tocar directamente el pene; eso me causo un morbo mayor y bastante excitación, ya que estar con mi primo en esa situación era extremadamente excitante para mí (mi primo el hetero, el que me excitaba mucho cada vez que lo veo está a mi lado haciéndose una paja, acostado, mostrándome todo su cuerpo en tensión, oyendo sus leves gemidos, viendo de reojo sin perderme ningún detalle; demasiado excitante), decido imitarlo, pero antes me quité la camisa, él se voltea, me ve, se ríe y se voltea nuevamente a continuar viendo película.



Yo continúo con la excitación al máximo, quería que mi primo me tomara ahí mismo y me hiciera suyo, me dominara como creo que a él le gusta. Por mi mente pasaban muchas escenas sexuales que había visto en muchas películas de porno gay y que pudiera cumplir con él mismo en ese momento si él me lo pidiera. Tanto era lo que sentía y lo que imaginaba que, luego de un par de minutos de comenzar con la paja, casi estaba por llegar al clímax del orgasmo, no quería, necesitaba alargar ese momento, tomar fotografías mentales y guardarlas para otro momento de placer, pero en soledad y recordando cada detalle de su paja, cómo lo hacía, sus gemidos, su cuerpo contrayéndose con cada movimiento de mano en su ene por debajo del bóxer; es justo en ese momento cuando veo que mi primo se empieza a bajar el boxer, se voltea y me dice “—¿No te molesta, verdad? Al final quedamos en pajearnos con una porno, y sin ropa es mejor, tú también lo puedes hacer, eso no me da corte —” Yo no sabía qué responder, porque es que no podía dejar de ver su pene rodeado por esas manos grandes que él tenia (un pene no tan largo, pero tampoco corto, algo grueso, con venas bien pronunciadas, de color moreno, con un glande rosado opaco y con algo de lubricación gracias al líquido preseminal); lo único que articulo a decir es ”—Estamos en tu casa, y si tu quieres hacerlo, pues quien soy yo para molestarme, además, te voy a seguir —” Es cuando yo tambien empiezo a bajarme el short que traía puesto junto con mi bóxer, sale mi pene, un tanto parecido al de mi primo, pero con una ligera curvatura, pero casi igual de grueso que el de él y de tamaño normal.



Él se voltea, nuevamente, a mirar la película y continúa con su paja, sin decir alguna palabra, yo igual, sin decir nada, pero viendo a mi primo en vez de la película, sin que él se diera cuenta, cosa que se me hacía fácil, porque él estaba un poco más bajo en la cama de lo que yo estaba, lo que me permitía poder observar a mi primo pajearse. Lo hacía muy divino, porque se agarraba el pene con toda la pama de su mano derecha y con la otra mano se tocaba los testículos (unos testículos redondos, con poco vello), le colgaban y rebotaban conforme su mano pajeaba su pene; me hubiera gustado verlo hacérsela desde abajo, porque tendría mejor visión de su pene junto con sus testículos, lo cual me excita muchísimo, pero no se podía en ese momento y no me quedaba de otra que disfrutar de la paja de mi primo desde el ángulo de arriba, que tampoco estaba mal, pero no es lo mismo.



Al cabo de unos cinco minutos de habernos quitado la poca ropa que teníamos, con semejante hombre a mi lado y haciéndose esa paja rica, yo no aguantaba más, la excitación me subía y me subía, me sentía casi en las nubes con todo lo que mi primo me estaba haciendo sentir (solo con verlo), quería acabar, soltar todo el semen que tenía en ese momento, estaba seguro que iba a ser mucho, porque la excitación que tenía en ese momento no la había experimentado antes y es cuando más semen eyaculamos; pero no sabía si mi primo también quería terminar o aún no, y no estaba dispuesto a interrumpir este momento. Justo en ese momento siento que mi primo acelera un poco su mano, la subia y bajaba de su pene con mayor rapidez y con la otra mano se empezo a tocar sus pesones, empezo a emitir ligeros gemidos, no pude aguantar y me corrí, y no fue una corrida cualquiera, me corrí mucho cuidando que no nada cayera en la cama, todo me cayo en mi abdomen y pecho, la corrida fue muy intensa y muy, pero muy placanetera, sentí un orgasmo diferente, porque al terminar me sentí en las mismas nubes, flotando y muy relajado, pero rápidamente volví a la realidad, porque siento que mi primo empieza a gemir con mayor intensidad y a moverse un poco, abro los ojos justo a tiempo para ver como se corre mi primo, de su pene salieron unos cuantos trallazos de semen, un semen blanco, no tan espeso, pero tampoco tan aguado, no se preocupo por si caía en la cama de sus padres o si me cayeran a mí (me hubiera encantado, pero no ocurrió) solo le importaba sentir el placer que solo los hombres sentimos cuando nos masturbamos, se le notaba complacido, como flotando, así como yo hace unos minutos, las ganas que tenía de ir un darle una lamida a esa corrida y a su pene eran gigantes, pero no podia, esto solo era una paja entre primos, amigos, colegas… solo eso, una paja entre dos chamos (uno hetero, el otro no).



Luego de unos segundos mi primo se levanta y me dice que ahora si podemos jugar tranquilos, se subió el bóxer sin limpiarse el pene (no perdí momento de eso, ya que podría ser la última vez que lo vea desnudo), me dijo que iría a buscar unas toallitas húmedas a su cuarto, salió y regresó en uno segundos, se venía limpiando el abdomen con una toallita, me dió una, me limpié, me levanté de la cama y me subí el bóxer junto con mi short y me puse mi camisa; mientras, él quitaba la porno y volvía a conectar la consola, para luego empezar a jugar de nuevo.

Definitivamente, una paja entre colegas muy placentera y excitante.




FIN.
AUTOR: Charles Wildec
Publicado originalmente en Todo Relatos (todorelatos.com)

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